
Me apetece dirigirme a ti. A ti, que te considero tanto mi querida
bitácora, como mi querido blog.
Así que, salvo honrosas ocasiones, mis publicaciones irán a tus oídos, a tu mente y a tu corazón.
Y tengo la impresión de que, en ocasiones, me gustará dirigirme a ambos a la vez.

Ahora mismo, estoy regresando en el tiempo. Cuando tenía entre 12 y 16 años, tenía un diario.
Mi diario. Mi querido diario. Escribía en él casi día a día.
Seguiré contándote, contándoos en otro momento. Hasta luego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario